EL MENSAJE DE JESÚS EN EL ISLAM
La presentación de Jesús, el Verbo encarnado de Dios, un tanto diferente en el Sagrado Corán, no es un deseo de confrontar con nuestros hermanos cristianos; sino una forma de aclarar lo que el Islam dice al respecto, a pesar de las diferencias.
Según el Sagrado Corán, Dios concedió a Jesús, milagros que apoyaban la veracidad de su prédica. Y curaba a los enfermos graves, leprosos y paralíticos, con el poder que provenía de Dios, e incluso resucitaba muertos; pidió que se descendiera del Cielo una mesa servida para Él y sus discípulos, para convencer a los escépticos. Habló en la cuna defendiendo a su madre María de las acusaciones falsas de infidelidad; y predicó el Evangelio (Palabras de Allah, a través de Jesús). Pero a pesar de esos prodigios no creían en Él. Algunos lo divinizan, por su nacimiento sin padre y se olvidan del nacimiento de Adán, sin madre ni padre, que Dios creó sólo diciendo: “Sé”, y fue; y de la creación de Eva, que nació sin madre.
Aceptar a Isa (Jesús) es parte importante de la fe Islámica. La fe en él es indispensable. Quien no lo acepta como mensajero de Dios, no puede aceptar a Muhammad, y quien cree verdaderamente en él no puede dejar de creer en Muhammad.
Y Jesús anunció que Muhammad vendría después de Él: “Y cuando Jesús, hijo de María, dijo: “Oh, israelitas ¡ciertamente soy el Apóstol de Dios enviado a vosotros, corroborándoos de cuanto de la Biblia me precedió y albriciante, de un apóstol que vendrá después de mí y cuyo nombre es Ahmad” (Corán 61:6).
“Si me amáis, observareis mis mandamientos. Yo regresaré al Padre y Él os dará otro Consolador" (Santa Biblia Juan 13,16).
Esta palabra tiene nombres diferentes en distintas Biblias, (Espíritu de la Verdad, Defensor, Abogado, Consolador, Confortador, etc. Pero en la versión griega era Parakleitos, cuya traducción al árabe es Ahmad o Muhammad.
Más adelante dice Juan 13, 24-26: “El que no me ama, no guarda mis enseñanzas, la doctrina que escucháis no es mía, sino de quien me envió. “Os he dicho estas cosas estando con vosotros, pero el Parakleitos, que el “Padre” enviará en mi nombre, Él os enseñará todo y os recordará cuanto os he dicho”.
Definitivamente ese Enviado es Muhammad y es fácil darse cuenta de la similitud del Mensaje del Corán, con el Mensaje original de Jesús, esto es con el Cristianismo primitivo. Esta similitud es incluso mayor, que con el cristianismo actual, que sigue más las enseñanzas de Pablo, que de Jesús.
En el Islam, se recuerda repetidamente a Jesús y a su Santa Madre, María. Encontramos en el Sagrado Corán, una Sura exclusiva dedicada a María, y que lleva su nombre, donde se relata el nacimiento de Jesús. Encontramos asimismo que el Tercer Sura del libro Sagrado lleva el nombre de “la familia de ‘Imrán” (Joaquín) que era el padre de la Virgen María. La quinta Sura se denomina “la Mesa servida”, en la que se relata el descenso de la cena de los cielos para Isa (Jesús) y sus compañeros. Dios nombra en el Sagrado Corán veinticinco veces a Jesús; y a María, treinta y cuatro. La fe de los musulmanes en Jesús es la misma que en él tenían los discípulos.
Los evangelios antiguos se calcula que fueron más de trescientos, entre ellos el de Bernabé y el de Tomás, del que se encuentran algunas copias en importantes Museos europeos; varios de esos Evangelios declaran que Jesús no es Dios, ni su hijo de naturaleza divina, sino solamente el Verbo encarnado de Dios, creado por Dios de una manera diferente.
En cuanto al sentido del término "espíritu de Allah"; significa que cuando fue concebido en su madre por la palabra divina “kun” (sé) le infundió con esta palabra su espíritu humano por intervención directa. Las autoridades romanas que gobernaban Jerusalén vieron en Jesús un peligro que amenazaba su despotismo e idolatría. Los sacerdotes del Templo, también confabularon. Los romanos ordenaron que fuera crucificado, pero según el Corán, Jesús fue salvado y ascendió a los cielos por gracia de Dios, y su crucifixión no fue finiquitada.
Existen numerosos hadices del profeta Muhammad (la Paz y las bendiciones de Dios estén con él) que confirman la veracidad del retorno de Jesucristo a la Tierra, en los últimos tiempos, para predicar el Tawhid o Ijlás (la Unicidad de Dios) y administrar justicia. Dijo, por ejemplo, el profeta: “Cuando Dios envíe a Jesús, hijo de María, éste descenderá junto a un minarete blanco al este de Damasco, con dos capas amarillas, apoyadas sus manos sobre las alas de dos Ángeles”. Él descenderá físicamente y al verlo lo reconoceréis: es hombre de talla media, y sonrosado“.
Jesucristo se elevó con cuerpo y alma, con seres de luz (ángeles) y volverá físicamente a la Tierra, tal como se elevó. La no muerte de Jesús en la cruz no disminuye en nada su grandeza ni la Omnipotencia de Dios. Para el Islam no es necesaria su muerte porque no aceptamos que con ella limpió nuestros pecados. Nosotros seguimos siendo responsables de nuestros actos; y la aceptación de Jesús y su Mensaje, es la enseñanza y el camino para llegar al cielo, cumpliendo con los mandatos de Allah. No es una salvación automática con sólo creer en Él. Esto último es extremadamente placentero, y fácil al extremo, pero contradice el principio coránico e incluso el mandato bíblico: "La fe sin obras, no vale nada".
Jesús es grande, pero Allah es más grande todavía. Jesús lo reconoce al decir, en su idioma natal arameo "Eloji Akbar" (en árabe "Allahu Akbar"), que significa literalmente "Dios es más grande", pero fue traducido al griego y al romano como “Mi Padre es mayor que Yo”. (Juan 14: 28).
El Rapto o Arrebatamiento
Por otro lado, Jesús bajará sólo una vez más, esto es en total 2 veces y físicamente a la Tierra. Los que creen en 3 venidas, incluyendo una segunda a manera de RAPTO, en una nube, semi-invisible, ya que sólo la verán algunos y que no bajará a la Tierra, es sólo un error de traducción.
Las palabras del arameo o del árabe para indicar raptar o confortar son tremendamente parecidas y de esa manera, los verdaderos creyentes que esperan ser “arrebatados” antes de la Tribulación, tan sólo serán “confortados”, para soportar con fe y fortaleza las tragedias que a todos nos golpearán irremediablemente, a unos más que a otros. De todas maneras ¿qué acaso no empezó ya la tribulación? Véase el tsunami en Asia; y las destrucciones en New Orleans; Haití, Chile, Río de Janeiro, China, Japón etc., y otras tragedias que se multiplicarán en el próximo futuro.
De todas maneras, si acaso existiere el arrebatamiento, recordamos a todos los dirigentes religiosos, de todas las creencias, que si bien por razón de su cargo, tienen el derecho de usufructuar un mayor porcentaje de los beneficios, tienen también el deber ineludible de responder con mayor responsabilidad y vehemencia por toda la Comunidad que representan, en tiempos de crisis… Siendo incorrecto de ser los primeros en “irse” al presentarse las dificultades.
Para aquellos dirigentes que incluso están esperando ser “arrebatados” insistimos que en un momento de crisis – lo que se denomina también como tiempos de Tribulación; el dirigente religioso aun en el caso de ser escogido para ser arrebatado, si existiera tal arrebatamiento, tiene que renunciar a ello, pidiéndole a Jesús que no lo lleve, debiéndose quedar en la Tierra, protegiendo a su grey, (a la que le toque quedarse), a soportar mejor los tiempos de Tribulación, ya que no todos serían arrebatados. Si abandonan a los que se quedan ¿para qué tener dirigentes?
Está bien que tengan mayores privilegios e incluso usufructúen en primer lugar los diezmos, en caso de abundancia o normalidad; pero en caso de desgracia, el verdadero líder se queda defendiendo a su grupo – llámese como se llame – incluso arriesgando su vida o hasta perdiéndola.
Somos exigentes y bastante codiciosos y así nos dejamos convencer por aquellos que nos ofrecen las mejores ofertas; llamase el paraíso en la Tierra o el paraíso en el Cielo: sin comprender que no hay almuerzo gratis; o analizar si las ofertas son ciertas.
El caso se complica cuando los ofertantes presentan la recompensa en carácter exclusivo: ¡sólo nuestra religión salva! ¡Si no nos sigues, estás condenado! La única forma de salvarse es seguir este camino, etc.
No estamos en contra de ofertar una ideología o predicar una religión, lo malo es considerarla exclusiva y condenar a los demás. Esto es aumentar la confrontación y la intolerancia.
El Anticristo
Finalmente es bueno aclarar, que cuando Cristo baje, estará reinando el Anticristo, quien gozará de poder, buenos carros, relojes de oro, joyas, diamantes y prosperidad y que dirá que es Jesucristo, y por consiguiente Dios, y hará milagros y pedirá que lo adoren. El verdadero Jesús bajará en el Oriente Medio, igual como se fue y será humilde y dirá que tan sólo es un Enviado de Dios, su Siervo y Mensajero. Si se enseña que Dios ama el oro, el dinero y la prosperidad ¿A quién seguiréis? Si la fortuna es exhibida y usada por los dirigentes, ¿A quién os pareceréis? Al Cristo del pollino ¿o al “Cristo” de reloj de oro y bienes en abundancia? ¿Al que dice que es Dios y ostentará riquezas? ¿O al humilde, que vendrá como se fue? ¿Al ostentoso que dirá que es Dios y pedirá que se le adore? ¿O al humilde? que dirá a Allah que “no se haga mi voluntad sino la tuya” y que no pedirá que se le adore, sino que se adore al Altísimo, con la misma Oración, que Él nos enseñó antes.
“Dios nuestro que estás en los cielos. Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino hágase Señor tu voluntad, así en la Tierra como en los Cielos. El pan nuestro de cada día dánoslo hoy y perdona nuestras ofensas. Como nosotros perdonamos a los que nos ofenden y no nos dejes caer en tentación, más líbranos de todo mal". Amén.
Los musulmanes seguirán al humilde. Al enviado de Dios. Al Mesías, Jesús, el hijo de María, la paz de Dios sea con Él y con su Madre.
En el Capítulo 2 versículo 4 del Corán se establece que los musulmanes deben de creer, no sólo en el Corán (la Revelación proveniente de Dios, dada al profeta Muhammad), sino también en las Revelaciones anteriores. De esa forma, la Torá de Moisés, los Salmos de David y el Evangelio de Cristo, son entre otras, también Revelaciones provenientes de Dios, en las cuales, los musulmanes debemos creer. Esto es así, una demostración de amplitud y ecumenismo espectacular.
El capítulo 3:84 del Sagrado Corán asimismo explica: “Decid: Creemos en Allah y en lo que ha sido revelado, y lo que fue revelado a Abraham y a Ismael, y a Isaac y a Jacob y a las Tribus; y aquello que fue dado a Moisés y Jesús y a los Profetas de su Señor; no hacemos distinción entre ninguno de ellos y sólo a Dios nos sometemos".
Leemos también en el Sagrado Corán: "¡Oh Gentes de Libro! (Cristianos y Judíos) Venid a una palabra igual entre nosotros y vosotros: “Que no adoraremos excepto a Dios y que no le asociaremos nada y no tomaremos a otros como dioses, aparte de Allah”. (Corán 3:64).
Es éste posiblemente el llamamiento más antiguo que puede encontrarse en un Texto sagrado, al diálogo interreligioso. Un llamamiento a ponerse de acuerdo para evitar disputas y conflictos y para unir fuerzas en la creencia en un mismo y único Dios.
Hay dirigentes religiosos de religiones cristianas no católicas, que rechazan el ecumenismo y buscan la confrontación, atacando descaradamente a otras doctrinas. Pedimos al único Dios de todo, todos y todas, los perdone e ilumine y los saque del error.
El Sagrado Corán, cuyo texto original en lengua árabe, tal como fue revelado a lo largo de 23 años por el Arcángel Gabriel al Profeta Muhammad (la Paz y las bendiciones de Dios estén con él), fue memorizado y escrito por sus compañeros y seguidores, es un llamamiento continuo a la unidad de los creyentes: Innamál mumínuna íjua. “Ciertamente, los creyentes son hermanos. “Ciertamente, aquellos que creen, y los judíos, y los cristianos, y los sabeos, quienes crean en Dios y en el Día Último y obren rectamente, tienen su recompensa junto a Su señor. No habrán de temer y no estarán tristes” (Corán 2:62).
Hay que aclarar que los millones de cristianos de lengua árabe no conocen otra palabra para nombrar a Dios, sólo ¡“Allah”! Allah no es así el Dios de los musulmanes. Es el mismo y único Dios de todos y todas y es un término semítico usado en árabe y también (con algunas diferencias fonéticas vocálicas) en hebreo y arameo, para indicar el nombre del Uno y Único Dios.
Fuera de ello, el Islam no ofrece la salvación automática con sólo creer; ya que la fe sin obras no vale nada. Sin embargo ofrece un camino real y auténtico para actuar correctamente, con un premio real para esta vida y la otra. De esa forma la oferta es sincera y llena de verdad.
¿De qué sirve ofrecer algo que llene de placer y alegría mundana, para luego darnos cuenta cuando sea demasiado tarde que eran falsas esperanzas? Lo vemos en los grandes ofrecimientos de ganancias económicas inesperadas. Mucha gente las prefiere a las oportunidades razonables; para darse cuenta a posteriori, que fueron estafados. Al menos en esta vida algo se puede hacer; pero en la otra, si nos equivocamos, estaremos perdidos.
“El Corán no es sino una advertencia dirigida a todos los Mundos. Y tened por seguro que, pasado un tiempo, conoceréis lo que anuncia” (Corán 38:87.88).
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