EL PUDORUn panoramaEl significado de pudor en la ética islámica, y cómo se diferencia del concepto occidental. El pudor y el recato tienen un papel especial en los asuntos entre el Creador y lo creado. Todos los profetas y mensajeros elogiaron el pudor, tal como el Profeta, la paz y las bendiciones de Dios sean con él, dijo: Ser reservado en el habla La moral islámica divide el pudor en: natural y adquirido. El pudor es una cualidad inherente en las niñas y los niños, un cierto tipo de pudor que es natural en los seres humanos. Si se manifiesta, por ejemplo, en un impulso humano natural para cubrir las partes privadas. Según el Corán, cuando Adán y Eva comieron del fruto del árbol prohibido, se dieron cuenta de que sus partes íntimas estaban expuestas, y comenzaron a cubrirse con hojas del Paraíso, un resultado natural de su pudor. Los sabios consideran que el pudor es una cualidad que distingue a los seres humanos de los animales. Los animales siguen sus instintos sin sentir pudor o una conciencia de lo que es correcto o incorrecto. Por lo tanto, cuanto menos pudor tiene una persona, más se parece a los animales. Cuanto más pudor tiene la persona, es más ser humano. El Islam ha ordenado ciertas cosas en la legislación que inducen al pudor. Esto va desde la legislación de pedir permiso antes de entrar en cualquier habitación y un alejamiento de las personas mientras se realizan las necesidades fisiológicas, y la obligatoriedad de ciertas maneras de vestir para hombres y mujeres por igual. Otra forma de alcanzar el pudor es relacionándose con gente recatada –las personas ante cuya presencia sentiría vergüenza de hacer algo incorrecto– tal como dijo el Profeta: Tener vergüenza de la mirada de un extraño es uno de los impulsores de la modestia en el vestir. Esto se puede ver en los niños, que naturalmente rehúyen la mirada de los extraños, a veces escondiéndose tras las faldas de su madre o detrás de las piernas de su padre. En el Islam, mantener la mayor parte del cuerpo fuera de la mirada de un extraño, sobre todo del sexo opuesto, es una orden para evitar caer en una conducta que puede llevar a relaciones sexuales fuera del matrimonio o prematrimoniales. Dios dice: El versículo siguiente menciona a la gente ante quien se está exenta del uso del velo, los que no se puede llamar “extraños”. Además, la orden se relaja al alcanzar la vejez: una mujer anciana que no tiene esperanzas de matrimonio puede dejar de llevar el velo o de usar la vestimenta que cubre, a manera de capa o abrigo, las prendas habituales. Todavía puede parecer, sin embargo, que las mujeres llevan la peor parte de “vestir con recato”. Sin embargo, cuando uno reflexiona sobre el depredador y la presa en las relaciones ilícitas entre los sexos, la presa que está oculta escapa de ser víctima. Además, otro versículo establece que el recato en la vestimenta hace que se identifique a la mujer creyente, mujer que el musulmán devoto, o cualquier hombre decente, estará motivado a proteger en lugar de abusar. Una forma de desarrollar pudor es pensar acerca de si haría ese pecado delante de sus padres. Una persona con una pizca de vergüenza en su corazón no va a cometer un acto lascivo en presencia de sus padres. ¿Y qué hay de hacerlo delante de Dios? ¿No es Dios más digno aun de que no se cometa un pecado ante Él? De este modo, el Islam considera que el pudor de un creyente ante Dios debe ser mayor que delante de la gente. Esto se manifiesta en el dicho del Profeta, cuando un hombre le preguntó acerca de estar desnudo en su casa cuando estaba solo. El Profeta le respondió: El pudor, por lo tanto, puede ser visto como un medio por el cual la moral y la ética en la sociedad se mantienen y alcanzan. El recato en la gente y la sociedad puede ser una forma de pudor, pero este pudor no permanece inalterable, ya que lo que es considerado indecente un día en una sociedad laica puede ser totalmente aceptable en otra. Por lo tanto, la clave del pudor es saber que Dios está bien informado de lo que haces y rehuir de lo que Él prohíbe. Dios desea lo que es bueno para nosotros. Así que, buscar lo que es bueno es someterse a lo que Él quiere para nosotros. La única manera de identificar esto es creer en lo que Dios hizo descender a Su Profeta Muhammad, y abrazar la religión del Islam que trajo para nosotros. Historias sobre el pudorTres historias de las narraciones proféticas que demuestran la relación entre los rasgos del carácter del pudor, como la timidez, y el comportamiento decoroso que resulta de tratar activamente de alcanzarlos. Muhammad y el pudor ante DiosEl profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él, dijo: El pudor y la vergüenza se aplican a cada aspecto de la vida, y la conciencia de la presencia de Dios nos ayuda a ser pudorosos y decorosos en la forma en que nos comportamos en todas las actividades que hacemos. Es la corona de la ética moral y el comportamiento, porque inspira todo lo que es bello y previene de lo que es perverso. Es un escudo de castidad para el cuerpo y pureza para el alma, y el sentir vergüenza de nuestra propia maldad proviene de ser consciente que Dios nos está viendo. El Profeta dijo: Muhammad y la fiesta de matrimonioCon motivo de su matrimonio en Medina con Zainab, la hija de Yahsh, el Profeta invitó a la gente a su fiesta. Esta fue una invitación al finalizar la mañana, y la mayoría de las personas simplemente se levantaron y salieron después de comer, como era la costumbre. El novio, sin embargo, siguió sentado y algunas personas también, quizás pensaron que esto era una señal de que ellos también debían permanecer con él, se quedaron después de que los demás invitados se habían ido. Por decencia, al Mensajero de Dios no le gustaba decirle a la gente que se fuera, entonces, se levantó y se fue de la sala con su discípulo, Ibn Abbas. La segunda vez que volvieron, la gente ya se había ido, entonces el Mensajero de Dios entró. Ibn Abbas lo iba a seguir, pero Muhammad tomó la cortina divisoria y la corrió cerrando así la entrada. Moisés y SéforaDespués de esperar durante mucho tiempo en la fila, siendo sólo dos mujeres entre todos los hombres, alguien finalmente las ayudó, y fueron capaces de llevar sus rebaños de ovejas y cabras a casa. Su padre era viejo, y ellas no tenían hermano que hiciera las tareas al aire libre. Siendo una de las tareas más onerosas sacar agua del pozo con el fin de darle de beber al ganado, esta era una actividad realizada por los hombres. Era un día de suerte que regresaban a casa temprano después de darle agua a la manada. El padre estaba sorprendido por su pronto regreso, y cuando preguntó por lo ocurrido, sus hijas le dijeron que un hombre que parecía un viajero las había ayudado. El padre le dijo a una de sus hijas que buscaran al hombre y lo invitaran a la casa. Cuando regresaron al pozo, la joven se acercó tímidamente, y cuando estuvo muy cerca, le extendió la invitación de su padre para que lo pudiera recompensar por su ayuda. Moisés mantuvo su mirada baja hacia el piso, mientras les respondía que él lo había hecho solamente para complacer a Dios, y no requería ninguna compensación. Sin embargo, al darse cuenta que era una ayuda enviada por Dios, aceptó la invitación. Mientras ella caminaba delante de él, el viento levantó su vestido, revelando parte de su pierna, entonces él le pidió que caminara detrás suyo, y le señaló la dirección que debía seguir cuando llegara a una bifurcación en el camino. Cuando llegaron a la casa, el padre le ofreció comida y le preguntó de dónde era. Moisés le respondió que era un fugitivo de Egipto. La hija que lo había traído a casa le susurró a su padre: “Padre, contrátalo, el mejor de los trabajadores es el que es fuerte y confiable”. Tres historias más de las narraciones proféticas que demuestran el carácter del pudor y el sentido de vergüenza que subyace y lo acompaña, produciendo una virtuosa propiedad en los actos. Muhammad y la reconstrucción de la Kaaba El pudor del Profeta Muhammad, que la paz y bendiciones de Dios sean con él, era uno de los rasgos más destacados de su personalidad. Incluso desde una edad muy temprana su sentido de la vergüenza en una sociedad libertina, como la árabe antes del Islam, era notable. En una ocasión, después de que el tesoro que había adentro de la Kaaba fue robado, los mecanos decidieron construirle un techo para así impedir que la vuelvan a robar. Muhammad, siendo aun un hombre joven, tomó parte en la reconstrucción. Él fue con su tío, Al Abbas, a cargar bloques de piedras. Su tío le dijo que se pusiera su falda en el cuello para protegerse de las aristas de las rocas pesadas. Esto implicaría que sus partes privadas queden al descubierto. Unos momentos más tarde, volvió en sí, gritando “¡Mi ropa, mi ropa!” Moisés y los burlones Otra historia sobre Moisés, la paz y bendiciones de Dios sean con él, demuestra que él era igualmente vergonzoso y tímido sobre su cuerpo como el joven Muhammad. Nunca apareció delante de nadie sin estar plenamente cubierto, lo que llevó a algunas personas de su pueblo (israelitas) a menospreciarlo. Decían: “Cubre su cuerpo de esta manera porque tiene algún defecto en la piel, o lepra o hernia escrotal, o tiene algún otro defecto”. Dios quiso aclarar lo que decían sobre Moisés. Un día, cuando Moisés se había quitado su ropa y la puso en una piedra mientras tomaba un baño. Cuando hubo terminado de bañarse, fue hacia donde tenía su ropa para ponérsela nuevamente, pero la piedra huyó con su ropa. A pesar de su desnudez, Moisés levantó su bastón y corrió detrás de la piedra diciendo: “¡Oh piedra, dame mi ropa!” Pero la piedra continuó huyendo hasta que se encontró un grupo de israelitas, donde paró. Así fue como fueron capaces de verlo desnudo. Esta historia muestra qué tan tímido era Moisés sobre permitir que su cuerpo fura visto en público. De hecho, sólo su enojo por haber sido privado de la barrera entre su cuerpo y el mundo, lo llevó a permitir que la totalidad de su cuerpo fuera visto, la exposición fue por deseo de Dios para aclarar las difamaciones hechas por sus detractores. Muhammad y el pozo del jardín Lo que es respetable para ver entre la gente, por supuesto, varía. Cuánto del cuerpo de una mujer puede exponer a su esposo es diferente de lo que puede exponer a su hermano, que también difiere de lo que puede ver un completo extraño, y así. Esto se aplica también a lo que es permitido ver entre personas del mismo sexo. Lo que un padre, un hermano o un hijo pueden respetuosamente ver uno del otro es diferente a lo que un hombre fuera del círculo familiar puede ver; como lo que una madre, una hija o una hermana pueden ver en contraste con lo que puede una mujer extraña. Una vez, cuando el Profeta entró en un jardín, le pidió a su compañero, Abu Musa Al Ashari, que vigilara la puerta. En el jardín había un pozo, y él se sentó en el pozo descolgando sus piernas al interior. Después de un tiempo, Abu Bakr vino, y quiso entrar al jardín. Abu Musa fue a decirle al Profeta que su suegro quería compartir el jardín con él, y el Profeta dijo: “Albrícialo que el jardín del Paraíso lo espera, y déjalo entrar”. El Islam enseña que hay algunas partes del cuerpo que no deben ser mostradas al público, y entre más cerca están esas partes a las artes privadas, más prohibido es revelarlas. Aunque los tres hombres que se sentaron junto al Profeta, la paz y bendiciones de Dios sean con él, tenían lazos familiares cercanos con él - que es por lo cual dejó que sus rodillas se vieran, cuando existía la posibilidad de que sus muslos fueran expuestos, él tomaba medidas y los ocultaba. |