MUJER MUSULMANALa mujer ante las difamaciones El Islam enalteció a la mujer y la equiparó al hombre, al punto que en el Sagrado Corán recibe un trato igualitario con su pareja (es prácticamente el único libro sagrado que se dirige a la mujer como tal y la trata en pie de igualdad con el hombre). La mujer es valorada en la sociedad islámica por su inteligencia y virtud. Desde sus mismos orígenes el Islam le otorgó a la mujer derechos y privilegios que la mujer occidental, en la mayoría de los países, sólo obtuvo en este siglo, como el libre manejo de sus bienes, la capacidad de testar, el derecho al divorcio, la separación de gananciales, el derecho a recibir un salario por tareas realizadas en su propio hogar, etc.. Pese a esta realidad incuestionable, existe el prejuicio, debidamente alimentado y atizado por los medios masivos de difusión al servicio del imperialismo, de que la mujer es poco menos que esclava en la sociedad islámica; y el blanco preferido de esta crítica es el pudor de la mujer musulmana que cubre su cuerpo y no lo exhibe como en un escaparate. Este es el saldo deplorable de la pretendida liberación femenina que, más que liberar a la mujer terminó convirtiéndola en esclava de toda una forma de consumo. El gran logro del sistema capitalista y consumista que agobia a occidente es precisamente el haber incorporado de lleno a la mujer al ámbito del consumo y la producción. Medítese sino unos breves instantes en todos los productos de esta sociedad que tienen como destinatario a un prototipo de mujer artificial, creado de la nada en las últimas décadas, y que sólo ha alineado a la mujer de su esencia y sus verdaderos valores, convirtiéndola (igual que al hombre), en un ser infeliz insatisfecho y desequilibrado. |