EL AYUNO
Otra característica moral y espiritual, única del Islam, es la institución prescrita del Ayuno. Definida literalmente, ayunar significa abstenerse "completamente" de alimentos, bebidas, relaciones sexuales íntimas y tabaco, desde antes del amanecer hasta el anochecer, durante todo el mes del Ramadán, el noveno mes del año islámico. Pero si limitamos el significado del Ayuno Islámico a este sentido literal, cometeríamos un triste error.
Cuando el Islam introdujo este precepto, sin par, plantó un árbol continuamente creciente, de infinita virtud e invalorables frutos. He aquí una explicación del significado espiritual del ayuno Islámico:
01. Enseña al hombre el principio del amor sincero, porque cuando observa el Ayuno lo hace imbuido por profundo amor a Dios.
Y el hombre que ama a Dios, de verdad, es un hombre que sabe realmente lo que el amor representa.
02. Proporciona al hombre un sentido creador de esperanza y una visión optimista de la vida, porque cuando ayuna confía en agradar a Dios y busca Su gracia.
03. Infunde en el hombre una virtud genuina de devoción eficaz, dedicación honrada y proximidad a Dios, porque cuando ayuna lo hace por Dios y sólo por Su amor.
04. Cultiva en el hombre una conciencia vigilante y profunda, porque la persona que ayuna mantiene su ayuno, tanto en privado como en público.
Especialmente en el ayuno, no existe autoridad mundana que verifique el comportamiento del hombre ni le obligue a observar la abstinencia.
Lo guarda por agradar a Dios y satisfacer su propia conciencia, siendo fiel en público y en privado. No hay mejor manera de cultivar en el hombre una firme conciencia.
05. Inculca al hombre la paciencia y el altruismo, porque cuando ayuna siente el dolor de la privación, que sobrelleva pacientemente. Es cierto que esta privación puede ser sólo temporal, más no cabe duda que la experiencia la haga darse cuenta de los severos efectos de este dolor en otros, que pueden verse carentes de medios esenciales durante días, o semanas, o quizá meses seguidos. La significación de esta experiencia en un sentido social y humanitario radica en que la persona se conduele con su prójimo y responde a sus necesidades, mucho más rápidamente que cualquier otra. Y eso constituye expresión elocuente de altruismo y verdadera condolencia.
06. Da una lección real de moderación y fuerza de voluntad. La persona que observa correctamente el ayuno es, desde luego, un hombre que puede disciplinar sus deseos apasionados y colocarse por encima de las tentaciones físicas. Es el hombre de personalidad y carácter, el hombre de fuerza de voluntad y determinación.
07. Proporciona al hombre un alma transparente y trascendente, una mente clara para pensar y un cuerpo ligero para moverse y actuar. Todo ello es el resultado infalible de llevar ligero el estómago.
Testimonian este hecho las instrucciones médicas, las reglas biológicas y la experiencia intelectual.
08. Muestra al hombre una nueva forma de ahorrar inteligentemente y gastar con acierto, porque el comer menos cantidades, o menos comidas; gasta normalmente menos dinero y esfuerzo.
Y esto es un beneficio espiritual basado en la economía y en los presupuestos domésticos.
09. Permite al hombre elaborar una madura capacidad de adaptación. Podemos entender fácilmente la cuestión una vez que nos demos cuenta de que el ayuno hace al hombre cambiar todo el curso de su vida diaria. Cuando hace el cambio se adapta, de modo natural, a un nuevo sistema, y se dispone a satisfacer las nuevas reglas. Le permite desarrollar, a largo plazo, un inteligente sentido de adaptabilidad y una energía propia, para vencer los impredecibles avatares de la existencia.
Un hombre que estima el valor y la adaptabilidad constructiva apreciará, fácilmente, los efectos del ayuno a este respecto.
10. Afirma en el hombre la disciplina y la supervivencia saludable. Cuando una persona observa regularmente el ayuno, en días consecutivos del Mes Sagrado y en los Meses Sagrados de los años sucesivos, está aplicándose ciertamente una elevada forma de disciplina y un excelente sentido del orden. De modo similar, cuando aligera su estómago y descansa su sistema digestivo está asegurando desde luego el cuerpo, y no digamos el alma, contra todos los perjuicios resultantes de los excesos estomacales. Puede estar seguro de que esta forma de descanso mantendrá su cuerpo libre de desórdenes y trastornos habituales, su alma continuará resplandeciente de pureza y paz.
11. Crea en el hombre el auténtico espíritu de pertenencia social, de unidad y fraternidad, de igualdad ante Dios y ante la Ley. Este espíritu es la consecuencia natural del hecho de que cuando el hombre ayuna siente que está uniendo a toda la sociedad musulmana, al observar el mismo deber, en igual manera, en idéntico momento, por los mismos motivos y para el mismo fin. Ningún sociólogo puede decir que haya habido un periodo alguno de la historia algo comparable a esta hermosa institución del Islam. Los pueblos han aclamado a través de los tiempos destacados valores, unidad, hermandad, igualdad, pero! Qué poco eco ha recibido su voz, y qué escaso éxito ha obtenido! Dónde pueden encontrar sus metas, sin la luz guiadora del Islam?.
¿Quién debe Ayunar?
El Ayuno del Ramadán tiene carácter obligatorio para todo musulmán, hombre o mujer, que reúna estas condiciones:
01. Encontrarse en buen estado mental y físico, lo que significa estar sano y capacitado.
02. Ser mayor de edad, haber llegado a la pubertad y poseer capacidad de discernimiento, lo que se produce normalmente alrededor de los 14 años. Debe estimularse a los niños menores a iniciar esta práctica, a niveles sencillos, para que cuando cumplan la edad de la pubertad se encuentren, mental y físicamente, preparados para observar el Ayuno.
03. Estar bastante seguro de que el Ayuno no producirá ningún daño físico ni mental aparte de las reacciones normales ante el hambre, la sed, etc.
04. No estar viajando a una distancia aproximada de 50 millas o más del domicilio permanente o de la cuidad en la que vive.
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